Barcelona, 15 diciembre 2019, Alejandro Teodoro (Dinero, La Vanguardia)
La asociación Barcelona Forum District y la Fundación PortAventura dotan de significado a las siglas RSC más allá de la teoría con proyectos que benefician a las personas
Y el sueño dejó de serlo. La realidad se despertó para convertirse en oportunidad. En Port Aventura World sueñan. Y hacen soñar. Port Aventura Dreams, una iniciativa pionera en Europa, ha recibido a sus primeros soñadores. Este espacio ubicado dentro del resort ha abierto sus puertas para acoger y reunir cada año a 200 familias con algún menor que padezca o haya padecido una enfermedad grave. “De momento, son 12 las familias que han disfrutado juntas de una estancia completa gratuita de seis días con nosotros”, explica Choni Fernández, directora de responsabilidad corporativa de Port Aventura World, acerca de lo que ella considera “el proyecto en mayúsculas”. Además de una inversión de cuatro millones de euros, el proyecto ha unido a una importante red de aliados como el hospital infantil Niño Jesús de Madrid, Sant Joan de Déu, Vall d’Hebron, la Cruz Roja, y fundaciones como La Liga, Barça, Probitas, La Caixa o Cruyff.
Port Aventura Dreams es un espacio físico, formado por seis casas de 135 metros cada una, con tres dormitorios, cocina comedor y dos lavabos, además de una área común con restaurante y zona de juegos. Pero también es un punto de encuentro “para generar un efecto positivo sobre la recuperación desde un punto de vista psicológico, al tiempo que permitirá nutrir nuevos momentos de unión familiar”, argumentan. Se trata de un estudio piloto que estudiará “la repercusión de intervenciones breves que combinen aspectos lúdicos y terapéuticos en el bienestar de jóvenes con enfermedades graves y el de sus familias”, apunta el doctor Ramos Quiroga, jefe del Servicio de psiquiatra del hospital Universitari Vall d’Hebron.
El sueño viene de lejos.“Hace años que llevamos una pequeña parte de nuestro parque a los hospitales, pero buscábamos un impacto aún más grande y de largo recorrido”, cuenta Fernández. Por esa razón nace Port Aventura Dreams, un ejemplo claro de compromiso con la sociedad cuyo embrión nace a la vez que lo hace el parque.“Todas nuestras iniciativas están conectadas con nuestro ADN desde hace un cuarto de siglo, cuando ya se hablaba de sostenibilidad”, incide. Hasta la fecha, la fundación ha colaborado con 814 entidades y beneficiado a 68.000 jóvenes en riesgo de exclusión social, concediendo ayudas por valor de 6,3 millones de euros. Las siglas RSC han cogido tanta relevancia que el voluntariado corporativo se ha disparado y hasta 100 trabajadores del parque colaboran ya con Port Aventura Dreams. “Estamos convencidos de que el proyecto va a tener un efecto muy positivo en la vida de muchas familias”, exclama Ramón Marsal, presidente de la fundación. Precisamente un efecto positivo. Como otras historias de oportunidades bajo las mismas siglas de RSC y con el mismo final feliz.
Antonio Burgos es y ha sido siempre pintor. Tiene 61 años, pero hace tres que vio la luz.“Me siento un afortunado”, asegura. Durante cuatro años su situación fue como la de millones de personas en España. Y la de muchos en los distritos de Sant Martí, Besòs Maresme y Verneda La Pau, en Barcelona, castigados por la crisis económica. Antonio, desempleado y sin oportunidad para demostrar su valía tras tres décadas de trabajo, recibió una llamada. Era la voz de Barcelona Fòrum District, asociación formada por 48 socios que con el compromiso de instituciones como el Ayuntamiento de Barcelona mira de cara a los problemas que enfrenta a diario su entorno más inminente en un emplazamiento que se transformó –aunque no para todos– con el Fórum de las Culturas del 2004. Antonio trabaja en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona. Esta empresa, junto al Hotel Princess y la Fundació Trinijove impulsan en el 2008 la entidad “tras hablar con la gente del barrio y recibir inputs de que la gente lo está pasando mal”, explica su presidente, Santiago Hernández. Había que hacer algo. “Los barrios de la zona son muy frágiles, se dispararon las tasas de paro y todos los indicadores sociales, mientras el turismo aguantaba bien”, especifica.
“Ganamos todos si nuestros barrios son mejores”, sentencia. Y se pasó de la teoría a la práctica con el desarrollo de programas para luchar contra la desigualdad social y contribuir al medioambiente. Los planes de inserción laboral han supuesto una oportunidad para más de 500 personas. “Somos de la física, no de la metafísica”, apunta Marc Rodríguez, director general del CCIB y miembro del BFD. En otras palabras, brindar oportunidades para dotar de sentido a la responsabilidad social corporativa.
El embrión del sueño
Las empresas que forman parte de Barcelona Fòrum District demuestran conciencia social. Y las empresas no son sino sus trabajadores. “Los propios equipos son los que tiran del carro, son las propias personas las que nos impulsan a seguir desarrollando proyectos”, explica Hernández, a su vez director del hotel Princess. La labor de esta asociación, “capaz de incrementar el compromiso social de cada uno de nosotros” –confiesa–merece una mención especial, según palabras de sus fundadores. “Sin personas como Iria García Labandeira, Joan Campronero o Josep García Puga todo nuestro trabajo hubiera sido imposible”, sentencia.